Lección de atracción de un abogado inescrupuloso

Lección de atracción de un abogado inescrupuloso

 

No suelo hacer referencias a películas o series en mis correos. No porque no me gusten, no porque no haya lecciones importantes (que las hay y muchas), sino simplemente porque veo pocas películas o series.

De nuevo, veo pocas no porque no me gusten, sino porque rascarle minutos al día cada vez se me hace más difícil. Supongo que eso quiere decir que tengo mucho trabajo…

 

 

Ya.

Sigamos y te aseguro que la lección de hoy es buena no como las estupideces que suelo escribir.

Junto a la Escuala, estamos viendo Better Call Saul. Mejor llama a Saúl, por si en tu país tradujeron el título de manera literal.

onda vital, a todo gas, resacón en las vegas, bitelchús

 

 

Bien, sin entrar en espoilers, te cuento que Saúl es un abogado un poco, digamos, inescrupuloso.

Y por su inescrupulosidad, se mete en situaciones bastantes curiosas, divertidas y éticamente reprochables.

Bueno, el asunto es que, en un capítulo de -creo- la 5ta temporada, Saúl quiere que un potencial cliente le haga caso. Que le conceda un tiempo para conversar y poder venderle sus servicios de abogado.

Entonces, Saúl irrumpe en el domicilio de este potencial cliente, un anciano sureño (de EEUU) con claro acento campirano.

Este men, el anciano, no quiere saber nada de abogados. Ya lo tienen hasta las pelotas por situaciones que no voy a espoilear.

Y bueno, acá es donde viene la lección.

Atiende.

 

 

¿Qué es lo primero que tienes que hacer para atraer a tu potencial cliente?

¿Cómo logras que te conozcan, que conozcan tu negocio?

¿Cómo te fijas en la mente de tu potencial cliente y te haces diferente a tu competencia?

 

 

Mira, esto es lo que hizo Saúl.

Por la puerta entreabierta, mientras el anciano intentaba cerrarla en la cara de Saúl, logró, a la fuerza, pasarle una hoja de papel.

En esa hoja está mi propuesta – dijo Saúl, o algo así, que no voy a ver de nuevo el capítulo para contar la historia.

El anciano miró la hoja y el rostro se le desfiguró. Y miró a Saúl con cara de «qué chucha» (en castellano neutro se traduciría como «qué demonios«).

 

 

Y bien, ¿qué había en la hoja?

Un hombre montado a caballo.

Oh, no le veo lo especial.

Espera. No era un hombre montado a caballo estilo Clint Eastwood entrando en el pueblo en búsqueda del malo y el feo. No.

Era un hombre montado a caballo estilo potro apareándose con una yegua. Montándose al caballo que digamos jajaja.

 

 

Bien. Cuando ese hombre necesite un abogado, ¿en quién crees que pensará?

¿A quién recurrirá?

¿Al abogado que le dice que su caso estará en las mejores manos y que tiene muchísimos años de experiencia y que se lo toma con mucha seriedad o al que le mostró al hombre con el caballo?

Bueno, esa es la lección.

Lo primero que debes hacer es llamar la atención. Sí, no te pases, los animales teniendo relaziones sezuales quizá no son la mejor opción a no ser que tu negocio sea de citas para animales.

 

 

Y bueno, en este mundillo, ¿cómo atraes la atención de tu potencial cliente?

Una buena manera es con textos en los que se vea reflejado. Con textos que lo hagan sentir que su problema se puede resolver con lo que ofrecemos.

Ojo con la sutileza, que lo sienta, no que se lo digamos.